Al final 30 kilómetros más que se suman en nuestro saldo, en este año que está a punto de despedirse.
¡ Hasta la próxima !
Mis Experiencias sobre 2 ruedas. Mountain Bike en general, excursiones, fotos, consejos, ideas prácticas y todo aquello que me pasa por la cabeza.
Al final 30 kilómetros más que se suman en nuestro saldo, en este año que está a punto de despedirse.
¡ Hasta la próxima !
¡Hasta la próxima!
Salimos desde Paterna hacia el Biopark, conocido también como "Zona Cero" lugar desde dónde parten muchas de sus rutas, para recoger a los allí presentes. En un primer momento y después de las presentaciones de rigor y el reencuentro con los conocidos, intento recordar todos los nombres pero me doy cuenta que es bastante difícil dado el número de asistentes por lo que rápidamente desisto y comenzamos a hacer lo que más nos gusta que es dar pedales.
Con un viento más que considerable y una fría temperatura a estas horas, son las 8 de la mañana, nos dirigimos hacia el "Dragon Khan", zona comprendida entre la Autovía de Ademuz enfrente de Heron City y el Centro Comercial , dónde hay una antigua zona de entrenamiento para los militares ubicados en Paterna y dónde nos espera otro grupo. Desde aquí partimos hacia la Vallesa por una zona desconocida para mí hasta ese momento, dejándonos llevar por gente que conoce el terreno, salimos a la ruta fluvial y nos dirigimos a Ribarroja para el ansiado almuerzo.
De regreso a casa y debido a lo numeroso del grupo y al descontrol propio después de unas más que generosas rondas de chupitos, el grupo acaba por disgregarse en varios subgrupos, mientras unos toman el mismo camino de la ida, otros se adelantan por la ruta fluvial pensando que vamos todos detrás. A la altura de la Vallesa, me despido de ellos para dirigirme a casa ya que se ha hecho un poco tarde, mientras algunos se quedan para recorrer y disfrutar de la Vallesa, otros tantos me acompañan para tomar rumbo a sus domicilios.
Ojalá hubiera podido conocerlos a todos un poco mejor aunque espero hacerlo en próximas salidas, ya que sólo pude intercambiar opiniones brevemente durante la ruta con algunos de ellos, desde aquí un saludo para todos y espero coincidir en lo sucesivo.
Aprovecho para comentar que por fin he estrenado la equipación " Made in China" con muy buenas sensaciones hasta el momento, siendo tema de conversación durante el almuerzo junto a mis compañeros de mesa. Ya que en el día de hoy tampoco han habido muchas fotos, aprovecho para el posado.
¡ Hasta la próxima !
¡ Hasta la próxima!
Los metros avanzan muy despacio y son varias las ocasiones en las que tengo que parar para recuperar el aliento. En un breve descanso, aprovecho para ponerme algo más de ropa puesto que con el esfuerzo, el sudor se convierte en un enemigo, dadas las bajas temperaturas y el viento que sopla en las zonas de umbría. Dedico unos minutos a hacer unas instantáneas para recordar la jornada de hoy con las fantásticas vistas por la parte anterior de la Rodana y continúo mi camino para unirme a mis compañeros.
Después de varios intentos, al final lo he conseguido, Calderona por los 4 costados. Compromisos musicales en tierras andaluzas (leáse conciertazo U2), impiden a mi compañero de rutas habitual, David, asistir a tan señalada fecha.
Aprovecho para salir con Raúl , un amigo que me elogia constantemente las virtudes de la Calderona. Decidimos salir no muy temprano para descansar y salimos en dirección a Bétera. Utilizamos el coche para acercarnos hasta allí y es que la dureza del trazado lo hacen más que recomendable. Hacía muchos años que no transitaba la zona y aunque ha cambiado bastante sigo recordando algunos detalles. Me sorprende la cantidad de ciclistas con los que nos cruzamos que se encaminan hacia la misma dirección.
Una vez llegados a la carretera que se dirige hacia Olocau, giramos a la derecha para tomar el desvío que va hacia el acuartelamiento militar y el Hospital Dr. Moliner. En los alrededores se encuentran varias zonas de ocio dónde se puede ir a pasar el día con paelleros y zonas recreativas para niños. Continuamos por la carretera para aparcar a la izquierda en uno de los últimos lugares destinados a tal fin.
El día es gris y fresco, no tenemos que olvidar que nos encontramos en el mes de octubre y aunque las temperaturas suelen ser agradables, cuando el tiempo está revuelto ya no es igual que en verano, salimos de casa con un chubasquero para utilizarlo en caso de necesidad.
Empezamos la ruta siguiendo a un grupo de bikers, Raúl, me va indicando sobre el terreno, la dirección, la dificultad así como la distancia hasta la cumbre. Al ser la primera vez que paso por allí, las sensaciones son contradictorias, por un lado, quiero fijarme en muchos detalles para luego poder relatarlo en el blog y por otro voy completamente perdido. Como he dicho en otras ocasiones, la importancia de conocer el terreno cobra sentido en cualquier ruta, más aún en una con estas características y nivel de exigencia física.
La pista es ancha con una tierra rojiza que la hace característica y se encuentra en buen estado, con poco desnivel, al menos el primer kilómetro. Poco después, nos encontramos con un desvío señalizado hacia la derecha que marca nuestra meta, el pico Rebalsadors, Raúl ya ha estado un par de veces y me ha comentado las peculiaridades del terreno, le aconsejo subir a su ritmo y yo lo hago al mío ya que la ruta está bien señalizada y no hay posibilidad de pérdida. Enseguida se empieza a notar el desnivel y es que llevamos poco más de un kilómetro desde nuestra salida y las cosas empiezan a complicarse. El camino comienza a picar hacia arriba y los regueros de agua han ido abriendo surcos en la superficie escarpada de la pista, lo que obliga a ir cambiando constantemente de un lado a otro para buscar la mejor trazada.
Al menos se agradece que no haga calor porque el esfuerzo es más que considerable, los kilómetros van pasando lentamente y no veo cuando llega el final, mi compañero me ánima a continuar y es que los 8 km que me había dicho inicialmente, serán a la larga unos cuantos más.
Subo a mi ritmo, sin obsesionarme y pensando en acabar y disfrutar de la experiencia, la cima se acerca y aprovechamos para detenernos un momento y comer algo de fruta y reponer líquidos. Otro problema con el que me encuentro es el peso de mi mochila, algo a tener en cuenta para próximas salidas, hay que llevar lo justo e imprescindible para no añadir peso innecesario que nos tocará llevar a la espalda con todas las molestias que ello supone. Después de esta breve parada, seguimos subiendo nuevamente, al llegar arriba y cuando ya creí haber alcanzado la cima, un grupo de bikers reunidos en torno a una señal, me indican que el camino continúa y me indican la dirección. Raúl a estas alturas ha continuado subiendo a su ritmo y le he perdido la pista. Momentos después lo encuentro cuando regresa para reencontrarse conmigo, aquí la subida da un respiro más que necesario, y aprovechamos para soltar un poco las piernas.
Alcanzamos un nuevo tramo con fuerte pendiente que nos lleva hacia nuestro destino, mi compañero me indica que ya ha pasado el tramo más duro y que ahora la distancia restante es más asequible. A la altura de la Font del Poll, nos encontramos con una carrera a pie que tiene lugar hoy, la pendiente es tan acusada que incluso nos adelantan corriendo, los kilómetros van pasando factura y las piernas responden como pueden. Seguimos subiendo, con tramos de diferente desnivel y llegamos al último desvío señalizado. Faltan 2,2 km para llegar a nuestro destino cada vez más cercano. Después de reagruparnos para iniciar juntos el último tramo, vamos avanzando poco a poco, el tiempo comienza a mejorar y el sol se deja ver entre las nubes.
Finalmente, pongo el pie en tierra porque el desnivel es demasiado para mis fuerzas ya mermadas tras 12 km de subida ininterrumpida, son únicamente 200 metros que me ayudan a coger aire y volver a subirme para dar pedales y no parar en lo que queda, afortunadamente es el tramo con más pendiente y el resto de la ascensión es mucho más asequible. Consigo contactar con Raúl cuando llego a la parte más suave y nos dirigimos juntos y a toda velocidad, en un breve tramo de descenso hacia el mirador de Rebalsadors. Al final son 14 km desde nuestro punto de partida.
Las vistas son impresionantes y arriba hay bikers y algún excursionista que aprovechan para almorzar y hacer fotos. Tras las fotos de rigor y descansar un poco, decidimos volver para no llegar demasiado tarde a casa. Nos abrigamos y nos preparamos para la bajada que promete una experiencia, cuánto menos divertida.
Descendemos por el mismo camino, deshaciendo lo recorrido. El sol nos acompaña y aunque con la velocidad la sensación del viento es fría, las sensaciones son muy agradables. Aprovecho para hacer alguna que otra foto y decidimos tomar una variante que se dirige hacia la Cartuja, evitando así bajar por el mismo sitio por dónde hemos subido. El terreno está muy degradado por la acción del agua que ha llenado de ramblas y surcos que dificultan mucho la bajada, haciéndola muy técnica. En varias ocasiones, tengo que sacar los pies y ayudarme en las curvas puesto que la velocidad que marca el cuenta llega a los 48 km/h en los tramos más rápidos. Los antebrazos empiezan a cargarse por la tensión de la bajada y en estas, nos sorprende un osado biker que hace el mismo camino de subida, siendo esta aún más difícil.
Nos encontramos con algunos jinetes y excursionistas en los alrededores de la Cartuja dónde el terreno se hace mucho más llevadero. De ahí hasta nuestro punto de partida, lo hacemos sobre asfalto y disfrutamos del paisaje. Una vez llegados a nuestro destino, aprovechamos para hacer estiramientos qué tan bien vienen y pocas veces hacemos.
En definitiva, ruta escaladora y exigente para conocer la Calderona y descubrir algunos de sus secretos. Sin duda alguna para repetir y poder comprobar nuestros progresos.
¡ Hasta la próxima!
Una vez hecha la inscripción ya con el dorsal y los regalos de la organización, nos dedicamos a calentar un poco ya que el tiempo ha cambiado y la temperatura ya no es la habitual del verano, estamos en otoño y se nota, la manga larga se agradece y aunque pasados los minutos nos la quitemos, a primera hora es necesaria.
Se empiezan a oír rumores sobre los participante y es que sobrepasan con creces los 250 previstos inicialmente, el número se ha duplicado y ahora estamos hablando de más de 500 personas, ¡increíble! Llega el momento de lucir equipación y máquinas, todo un espectáculo...
Una vez llegamos a la población de Puzol y la atravesamos, empiezan las hostilidades, llegando a la salida del núcleo urbano, nos encontramos con unas obras que cortan el camino hacia la urbanización por dónde se accede a la pista que asciende hacia las antenas, preguntando a los operarios, nos indican que el camino está cortado y debemos dar un pequeño rodeo para alcanzar dicha urbanización, dicho y hecho, circulamos paralelos a la autovía y nos dirigimos hacia el Casino de Monte Picayo, hoy por hoy cerrado, a partir de aquí el ritmo baja escandalosamente porque el terreno empieza a picar hacia arriba y la alegría y velocidad inicial se van esfumando poco a poco.
Levantando la vista, podemos divisar nuestra meta que queda aún muy lejana, el problema es el desnivel que se tiene que salvar en tan pocos kilométros, lo que descubriremos sólo un poco más tarde. Finalmente accedemos al camino que enlaza con la urbanización dónde nos desviamos y observamos que aunque es cierto que el acceso está cortado, este es para vehículos, nosotros podemos atravesarlo con relativa facilidad accediendo a través de los campos vecinos y saltando las vallas. Después de esta simpática anécdota nos encontramos en la urbanización Alfinach a los pies de la montaña, todo aparentemente normal sino fuera porque el desnivel de algún tramo nos deja sin respiración nada más empezar, tras recuperar el aliento, giramos una curva a la izquierda dónde nos encontramos con un mazazo, rampa de unos 200 metros con una pendiente imposible de calificar, el plato pequeño no es capaz de salvarme de mi primer pie a tierra de la jornada, el pulsómetro se me dispara hasta las 210 ppm y la sensatez me indica que es mejor parar que pagar el esfuerzo.Han sido muchas las veces que he intentado continuar la Ruta Fluvial hasta el final pero siempre ha habido algún motivo que lo ha impedido, normalmente ha sido la falta de tiempo. Hoy me decido a continuar y conocer ese tramo de la ruta. Poco después de Ribarroja me úno a otro biker que pedalea con su hijo y que va en la misma dirección. A pesar de no haber mucha distancia entre ambas poblaciones, el hecho de ser una zona completamente nueva para mí, hace que disfrute de estos kilómetros.
En esta época del año, hay muchas zonas del río frecuentadas por gente para darse un chapuzón y aliviar los calores del verano. En un remanso del río y con el pueblo de Vilamarxant muy cerca, hay un grupo de gente, dándose un baño a los que preguntamos el camino ya que hay una bifurcación desde dónde salen varias opciones, cuando nos indican la dirección correcta, nos separamos ya que mi meta es Vilamarxant para volver después a casa, mis compañeros de ruta continúan algo más para explorar la zona.
Una vez nos adentramos en el parque de cabecera, continuamos por el viejo cauce del río en dirección a la Ciudad de las Artes y las Ciencias. Hace años utilizaba esta conexión con la capital ya que era una de las pocas zonas que permitían salir relativamente seguro y sin el peligro constante del tráfico. Toda la zona es muy visitada por turistas y foráneos, ya que forma parte del recorrido turístico de la ciudad. Continuamos pedaleando por la zona y nos dirigimos hacia la zona de la Universidad Politécnica, desde dónde enlazamos con la Ronda Norte para evitar volver a casa por el mismo camino, aprovechando para descubrir nuevas rutas al regresar hasta el punto de partida.
A veces, es conveniente salir de lo habitual para disfrutar de paisajes tan cercanos como desconocidos. Espero poder seguir haciéndolo de manera frecuente.
De momento, sumamos 30 km más en nuestra cuenta.
¡ Hasta la próxima !