domingo, 26 de septiembre de 2010

XI MARCHA MONTES DE LA CAÑADA

Semana de nervios e incertidumbre, debido a la lesión de rodilla que vuelve a dar que hablar. Al día siguiente de la previa, el dolor de la rodilla vuelve a hacer acto de presencia, no he tenido ningún problema en todo el verano y justo ahora, reaparece. No sé qué pensar al respecto, mi última recaída, fué tras una ruta por la misma zona, con lo que podría ser que el perfil de la misma con repechos exigentes y tramos de bajada constantes, le exijan demasiado a mi estado. También he pensado en la posibilidad de tener mal regulada la altura del sillín. El caso es que entre unas cosas y otras, he estado toda la semana con hielo y antiinflamatorios para estar en las mejores condiciones de cara al domingo para no perderme la que será mi primera Marcha. Estoy decidido a ir y hago la preinscripción unos días antes.

El día comienza temprano y es que los nervios están a flor de piel por ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Finalmente, decido no ir en bici desde casa ya que intuyo que la exigencia de la marcha va a ser suficiente para tener que hacer 10 km más entre la ida y la vuelta, una decisión del todo acertada, como podré comprobar unas horas más tarde.

Salimos con tiempo para no tener problemas con la recogida de dorsales y es que según nos han comentado hay unos 250 participantes inscritos, llegamos con tiempo y aparcamos en las inmediaciones. En seguida empezamos a ver bicicletas por todas partes, el ambiente fresco de la mañana no quita nada de emoción, la organización está montando todo lo necesario para el desarrollo del evento con arco de llegada, trofeos, avituallamiento, etc. No sólo es mi primera marcha como participante, sino que también lo es como espectador y estoy disfrutando todos y cada uno de los momentos vividos.


Una vez hecha la inscripción ya con el dorsal y los regalos de la organización, nos dedicamos a calentar un poco ya que el tiempo ha cambiado y la temperatura ya no es la habitual del verano, estamos en otoño y se nota, la manga larga se agradece y aunque pasados los minutos nos la quitemos, a primera hora es necesaria.

Se empiezan a oír rumores sobre los participante y es que sobrepasan con creces los 250 previstos inicialmente, el número se ha duplicado y ahora estamos hablando de más de 500 personas, ¡increíble! Llega el momento de lucir equipación y máquinas, todo un espectáculo...



Coincido con algún conocido y con la peña Rodabikers, se apuntan a todo y son un grupo genial, no tendré ocasión de coincidir con ellos durante la marcha ya que llevan otro ritmo y otras expectativas pero antes de empezar, aprovecho un momento para saludarlos.

El tiempo va pasando y los nervios van creciendo por momentos, una vez despojados de la manga larga, el cuerpo necesita calentar para lo que se avecina. Finalmente llega la hora de comenzar y tras hacer alguna foto, nos dirigimos hacia la salida, los primeros momentos de nerviosismo se esfuman rápidamente cuando nos ponemos a darle a los pedales, con la cantidad de gente que hay, la organización opta por hacer una salida neutralizada y hacer una vuelta lanzada para que los aspirantes a trofeo, salgan lo mejor colocado posibles.



Sinceramente, pensaba que habrían más apreturas y más nervios pero tras los primeros metros, hay suficiente espacio para moverse con tranquilidad. Me despido de mis compañeros y me centro en seguir a mi ritmo, mi objetivo principal en el día de hoy es llegar a meta, cueste lo que cueste y si puede ser sin caerme, mejor que mejor.

Poco a poco, voy acoplándome a mi ritmo, los primeros kilómetros son de calentamiento y bastante rápidos para ir probando sensaciones. Circulamos por la zona ya mencionada en la anterior entrada del blog que corresponde con la ruta fluvial y Vallesa, hasta ahora tramos conocidos. En Despeñaperros la organización ha montado un despliegue especial con protección civil anunciado la dificultad a todos los participantes para evitar en la medida de lo posible, males mayores, justo antes de empezar me encuentro a un chico levantándose del suelo con heridas en su parte derecha, parece algo desorientado y me detengo para preguntar como está, me dice que no muy bien y algo aturdido por el golpe, me ofrezco a ayudarle en lo que pueda y me dice que va a esperar a que venga alguien, le comento que avisaré al primer miembro de la organización para que vayan a ayudarle, ya que poco más puedo hacer, me lo agradece y se queda esperando a la orilla del camino. Unos metros más abajo lo comunico a un miembro de la organización para que acuda a verlo por si necesita ayuda.
Este episodio tan cerca de la salida, me va a reafirmar el ser más precavido aún si cabe, mostrando los riesgos que se corren en una aventura de este calibre. Desde el inicio de la marcha se empiezan a ver pinchazos por todas partes, son innumerables los bikers que intentan cambiar sus cámaras, lo antes posible para evitar perder tiempo aunque a estas alturas y al ritmo que se marcha, hace bastante difícil la tarea.
En el día de hoy y como algo excepcional, se circulará por el interior de la Vallesa , propiedad privada y normalmente cerrada al paso ya que se encuentra vallada en todo su perímetro. Aunque la ocasión es perfecta para hacerlo, no disfruto demasiado del paisaje porque hay que estar atento al recorrido, ya que aunque está bien señalizado, discurre por zonas que no conozco.
Los tramos de subida se alternan con bajadas rápidas y comprometidas, poniendo a más de uno en un aprieto al intentar ir más allá del límite, en las zonas conflictivas o con riesgo, hay personal de la organización o protección civil que advierte de su emplazamiento. Queda poco para el avituallamiento y acelero el ritmo con la intención de llegar pronto para reponer fuerzas y estirar algo la espalda, no sé si por el peso del Camelbak o por las irregularidades del terreno, la espalda se me carga y empiezo a notar dolores a partir del kilómetro 15.
Finalmente llego al avituallamiento, repongo líquidos y como un plátano, mientras aprovecho para tomar un respiro y hacer alguna foto más, ya que durante la marcha no he podido hacer ninguna. En unos instantes, se oye una sirena, anunciando la llegada de una moto de la policía abriendo paso a la cabeza de carrera, no llevo ni la mitad del recorrido y ya me han alcanzado... La velocidad a la que pasan es espectacular y disfruto de esos momentos como un espectador más, en ese momento me asalta la duda de si continuar o aprovechar para dejar pasar al resto pero decido continuar para no perder más tiempo. Este era otro de mis temores, al ser doblado intentar no molestar o al menos lo mínimo ya que visto lo visto y al ritmo que se va, convierte la situación en algo comprometida.

Debido a que el cuentakilómetros no lo puse en marcha cuando debía, los kilómetros que aparecen en pantalla, no son reales aunque me ayudan a tener una idea aproximada de lo recorrido y de lo que falta por recorrer, el hecho de transitar por zonas totalmente desconocidas y el cansancio que empieza a aparecer, convierten estos últimos kilómetros de la primera vuelta en un tramo interminable.
A estas alturas de carrera he conseguido conectar con un grupo que circula unos metros por delante de mí y que llevan un buen ritmo, intento aprovechar la situación para tener alguna referencia ya que al ir sólo, las sensaciones no son las mismas. Entre el grupo se encuentran dos chicas que van con el mismo ritmo que el resto e incluso a veces lo incrementan un poco, lo que hace que se vaya descolgando gente para luego volver a engancharse, al finalizar la primera vuelta y con los primeros puestos ya adjudicados desde hace algunos minutos, disfrutamos del ambiente que se vive en la zona de meta con todo el público expectante por ver a familiares y amigos, a nosotros aún nos queda una larguísima 2ª vuelta.



Desde este momento empezamos a calcular la distancia que nos falta para dosificar las fuerzas ya que el esfuerzo realizado hasta ahora ha sido importante. Circulando juntos y dándonos relevos vamos avanzando, el entumecimiento empieza a sentirse en las piernas y cualquier esfuerzo adicional empieza a costar mucho más de lo normal.
En un momento dado, una de las chicas nota que la rueda trasera de su bici hace extraños y comprueba que ha pinchado, su compañera de ruta, decide esperarla y yo hago lo mismo ya que como he comentado anteriormente, mi visión del mundo de la bicicleta es desinteresada y generosa con el prójimo. En ese momento de despiste, sufro el único percance más o menos serio de la jornada y es que la rueda delantera tropieza con una raíz que sobresale en un repecho y se me cruza, al detenerme en seco y con el efecto de la inercia, me golpeó el estómago con el manillar, nada grave por suerte. Le ofrezco uno de los botes antipinchazos que afortunadamente había cogido, aunque al principio declina el ofrecimiento, acabámos convenciéndola de lo cerca que está la meta y todo el esfuerzo realizado para no abandonar a falta de tan poca distancia. Reparamos la rueda lo mejor que podemos y continuamos la marcha, unos minutos después oímos nuevamente la sirena de la polícia, lo que nos desconcierta un poco, la razón es que somos la cola del pelotón, no supone nada, simplemente que la organización ha empezado a retirar los puestos de control de los tramos, nos anima a seguir y nos desea suerte.
Compruebo con sorpresa que el cuentakilómetros no funciona y es que con el encontronazo lo paré sin darme cuenta, dado lo poco que queda, es el momento de darlo todo y el ir sin referencias no es lo más adecuado pero conseguimos llegar hasta el avituallamiento que todavía está abierto para conseguir algo de bebida. Un miembro de la organización se úne a nosotros y nos acompaña dándonos ánimos y avisándonos de los tramos con riesgo. Los últimos kilómetros van pasando con una mezcla de sentimientos: cansancio, alegría y sobre todo ilusión por lograr acabar.
Con la llegada al tramo asfaltado de la Cañada, decido grabar los últimos metros para dejar constancia de esa sensación tan extraña y tan difícil de explicar con palabras, enciendo la cámara para reflejar mi punto de vista y dar por finalizada así semejante aventura. El paso por el arco de meta tiene su toque simpático y es que conforme llego a meta y recibo mi diploma, empieza a darme un calambre en la pierna izquierda que me obliga a dejarlo todo en manos de mi amigo David que me espera en la línea de meta para tratar de aliviar el dolor, tumbado en el suelo junto a unos cuantos recién llegados con los mismos síntomas.
Una vez recuperado, me dirijo hacia el recinto donde se celebra la entrega de trofeos para disfrutar del ambiente y reponer líquidos, ya que la organización sigue atenta en todo momento a las necesidades de los participantes, un 10 para ellos.







Aquí acaba una de las jornadas más intensas vividas en "Mi Mundo MTB", ojalá se puedan repetir muchas veces más.


¡Hasta la próxima!

domingo, 19 de septiembre de 2010

PREVIA MARCHA CAÑADA

Hoy ha sido mi primera toma de contacto con el mundillo de las marchas bikeras. Después de encontrar el anuncio de la marcha en la revista Bike y no hacerle demasiado caso, David nos anima a probar y la verdad y aunque me cueste reconocerlo, me apetece mucho.

Entre unas cosas y otras, vamos haciendo cábalas y con los comentarios del foro, empezamos a montarnos nuestra película al respecto, pero hasta que no ha llegado el día no hemos podido conocer la realidad de tan esperada ruta.

Afortunadamente se han celebrado 2 previas, a la primera no pudimos acudir, por coincidir con las fiestas de mi pueblo del alma, Gaibiel, son una vez al año y cada año se cogen con más ganas. Tenemos toda una semana para recuperarnos de los excesos que todo sea dicho de paso, este año no han sido tantos, y es que la edad nos pasa factura.

Salgo con David temprano desde casa, para llegar al punto de partida a la hora convenida, los 5 km escasos que nos separan nos sirven para calentar las piernas, en el trayecto de ida, nos vamos poniendo al día de asuntos varios.

Una vez allí, nos encontramos con la gente de la organización y con algún otro amigo de la peña Rodabiker que también se dejan caer por allí. En total somos unos 50, número excepcional de gente con la que rodar y que no había pasado nunca hasta el momento.

Salimos desde el polideportivo cubierto de la Cañada para empezar la ruta, en un principio, según nos explican el día de la marcha se darán 2 vueltas al circuito haciendo un total de unos 40 km. Para la previa, se dará únicamente una vuelta ya que la 2ª, es prácticamente idéntica, algo más corta, ya que se evita el único tramo peligroso de la ruta, es la zona conocida como "Despeñaperros" una bajada bastante técnica que impone a las primeras de cambio. La gran mayoría, decidimos bajarla a pie por la parte derecha para no entorpecer a los valientes que deciden hacerlo encima de sus bicis. Salvado este escollo, continuamos para enlazar con la Ruta fluvial del Turia, de sobras conocida, tras perder un poco el rumbo y tomar un camino equivocado, nos reagrupamos para abandonar la ruta fluvial y dirigirnos hacia la Vallesa, una vez pasado el puente del by-pass. Esta zona es conocida por haberla transitado en otras ocasiones, pero siempre en solitario o en compañía reducida, la experiencia de hoy es totalmente distinta a lo que estamos acostumbrados y nos hace vivirla desde otra perspectiva.

Al poco de adentrarnos en la Vallesa, recibo una llamada de casa que me hace cambiar de planes, ya que me veo obligado a regresar de manera urgente por problemas de salud familiares, lo primero es lo primero. Estos pocos kilómetros me han dado una idea de lo que puede dar de sí el recorrido, si no pasa nada, espero estar listo la semana que viene para darlo todo y vivir este mundillo de una manera distinta.

Desde aquí, agradecer a la organización todos los detalles que han tenido con nosotros y en concreto conmigo por esperarme hasta el último momento y es que han estado pendientes para que saliera todo a la perfección.

Al final, el cuenta kilómetros refleja 24 km que se suman a los ya recorridos.

¡Hasta la próxima!