lunes, 29 de noviembre de 2010

CIRCUITO VALLESA CLÁSICA


Y yo que creía que conocía la Vallesa, nada más lejos de la realidad. Ya se está convirtiendo en todo un clásico y es que para las salidas cerca de casa y con poco tiempo es todo un comodín.



Después de un intento frustrado de abordar la Vía Verde de Ojos Negros y la cancelación de los planes a última hora, me quedo solo ante el peligro y decido afrontar la jornada para inspeccionar un poco el terreno y buscar caminos alternativos por la zona.



El día amanece según las previsiones con mucho frío y con nubes que no presagian nada bueno, pienso que va a ser la tónica habitual a partir de ahora, dadas las fechas en las que estamos. Después de abrigarme mucho salgo de casa en dirección a mi destino. Cuento con la ventaja que dispongo del tiempo suficiente para tomarlo con calma y dedicarme a observar bien las diferentes alternativas que se presentan en tan variopinta zona.



La intención es pasar por parte del recorrido que se hizo en la Marcha de la Cañada y tramos ya conocidos y recorridos en otras ocasiones aunque algunas veces los hacía en sentido contrario y me costaba un poco orientarme. En algunos puntos, me toca volver sobre mis propios pasos porque no voy por el camino correcto o porque es una senda sin salida.


Finalmente logro orientarme y los caminos empiezan a resultar familiares. Tomo como referencia la valla de la finca privada de los Condes de Trenor y la recorro en sentido ascendente, dejándola siempre a mi izquierda hasta llegar a una puerta por dónde salimos a la Cañada a la altura de la estación de tren que lleva por nombre La Vallesa, como no podía ser de otra manera.


Hago un alto en el camino a la altura del punto dónde se hizo el avituallamiento en la marcha y aprovecho para tomar un poco de fruta. A pesar de ir abrigado y debido a que el aire entra dentro de la ropa por algún sitio, el sudor se enfría y acabo con mucho frío, nada que no soluciones una buena ducha de agua caliente.



Mientras descanso un poco, llegan hasta allí un grupo de bikers bastante numerosos, charlando animadamente que me saludan mientras se adentran en la Vallesa por el mismo sitio por dónde yo he pasado hace tan sólo unos minutos.


Después de dar buena cuenta de mi almuerzo me reincorporó de nuevo, siguiendo el camino que recuerdo y que me lleva hasta el mirador. Después de mucho tiempo, decido adentrarme por las sendas y trialeras que quedan a la izquierda del mismo y que hace años que no hago. Decido bajar el sillín para evitar males mayores y me lanzo a bajar por aquellos tramos con precaución porque algunos de ellos son cortos pero muy técnicos. Después de los primeros instantes, descubro que la senda continúa paralela al cortado sobre el mismo río unos cuantos metros por encima de la presa, con sendas estrechas y rampas con raíces a mitad de trayecto que te hacen poner en práctica la escasa técnica adquirida durante los años y aunque en varias ocasiones me toca poner pie a tierra, me divierto mucho con esta nueva situación, disfrutando de la experiencia al máximo.
Consigo encontrar el camino de vuelta y me encamino hacia la bajada de Despeñaperros, antigua conocida mía con la intención de afrontarla sin desmontar.






Consigo bajar el primer tramo, relativamente asequible y antes de entrar en la parte más complicada, me echo atrás justo antes de meter la rueda. Después de bajar a pie el trozo más complicado, decido parar justo a mitad para hacer unas cuantas fotos desde diferentes perspectivas con la idea de encontrar la trazada buena para la próxima vez que nos veamos las caras. Decido subirme para acabar de bajar la 2ª parte menos complicada y tomar unas últimas fotos. Justo en ese momento aparece el 7º de caballería, curiosamente es el mismo grupo que ví anteriormente, por la parte alta de la pendiente dispuestos a bajar a toda velocidad por dónde hace unos momentos yo había tenido que echar el pie a tierra y bajan como si nada. También es verdad que con las monturas que se gastan, lo tienen casi todo hecho.







Sólo es cuestión de práctica, me repito una y otra vez... Espero que la próxima no se me escape porque ya le tengo ganas.

¡Hasta la próxima!


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