lunes, 16 de noviembre de 2009

HACIENDO AMIGOS

Estamos en Noviembre y estamos con temperaturas típicas de verano, esto hay que aprovecharlo. Aunque sólo sea para quitarse las ansias de dar pedales, nos vamos de ruta con la intención de estrenar la ropa que había comprado últimamente para la llegada del frío y que no llega.

Salgo con la idea de no ir muy lejos ya que anochece muy pronto y no es plan de encontrarse perdido por esos mundos de Dios sin luces. Como casi siempre y para no variar, nos acercamos a la Ruta fluvial del Turia y es que es una ventaja tenerla tan cerca de casa.

Aprovechando que voy solo y que tengo tiempo de sobra voy con la idea de explorar alguno de los numerosos caminos que salen desde la ruta principal y se pierden por los montes, seguro que nos llevan a algún sitio...
En una de las últimas visitas, me adentré por el mismo de hoy pero acabé desistiendo porque con unas lluvias recientes el terreno estaba muy mal. A la altura del km. 7 cogemos un sendero que nos sale a la derecha, cruzando un pequeño puente que atraviesa la acequia que discurre paralela a la ruta en una gran parte de su recorrido, antes de llegar al observatorio de aves. Vamos paralelos al by-pass, con algo de pendiente que nos pone a prueba para conocer nuestras limitaciones (que hoy por hoy son muchas), dejamos la comodidad de la pista y nos metemos en un sendero estrecho con grava suelta y con bastantes desniveles debido a la fuerza del agua y que ha ido erosionando el terreno.

Aunque salen otros caminos no abandonamos el "principal" para evitar los despistes, como ya he comentado nos movemos paralelos al by-pass con lo cual no tenemos pérdida, llegamos a un puente asfaltado que lo cruza hasta el otro lado. No estoy seguro al 100%, pero viendo la zona creo que es la zona de la Cañada por dónde hemos ido en otras ocasiones pero desde el Polígono Fuente del Jarro, con lo cual la perspectiva y la orientación cambian un poco. Seguimos ascendiendo con algún repecho más duro y nos plantamos en lo alto, justo a la altura de la bifurcación del by-pass en su salida hacia la V-30. Por fin llegamos arriba, no llevo el pulsómetro pero intuyo que como siempre que la cosa empieza a picar hacia ariba me he pasado de largo en pulsaciones.... pero mucho.

Tras un breve, pero intenso descenso, me encuentro con lo peor que te puede pasar y es que después de la subida, el camino se termina de repente, intento buscar alguna alternativa pero decido echar pie a tierra y dar la vuelta porque no lo tengo nada claro. Aunque el camino sigue descendiendo y se pierde tras una curva, no me animo a continuar, después del sofocón prefiero volver por dónde he venido y continuar por "zona conocida".
Una de las cosas que me gustan de esto, es que todo lo que te cuesta subir, sufriendo y exprimiéndote encima de la bicicleta, puedes hacerlo al revés en cuestión de segundos, poniendo el cuenta a más de 40 km/h. Esta vez me he librado por los pelos porque por esquivar una piedra he estado a punto de irme al suelo. A partir de aquí me lo tomo con más calma.
Vuelvo a salir de nuevo a la ya conocida ruta y en cuestión de un kilómetro llego a la zona de la Presa. Es pronto y no tengo mucha prisa, así que decido tomarme mi tiempo e inspeccionar los alrededores. Al otro lado del río hay un grupo de gente, al que pregunto la forma de llegar, ya que en varias ocasiones hemos barajado la posibilidad de ir por la margen derecha del río desde la zona conocida por el Mirador de la Vallesa. No saben explicarme como llegar, lo que está claro es que desde me encuentro no se puede pasar al otro lado. La opción es desde el Mirador buscar la manera de descender para recorrer alguno de los múltiples senderos que adornan esa zona entre pinos de la zona más alta y los naranjos que se ven al fondo del barranco, tomamos nota en nuestra agenda para realizarlo.
Con la idea de seguir unos cuantos kilómetros más, continuo por la Ruta y un poco más hacia delante me paro de nuevo, esta vez por una buena causa. Hay 3 bikers al lado del camino y parece que tienen algún que otro problema. Igual que me gusta saludar a la gente cuando me cruzo con ella, suelo pararme a preguntar por si hay alguien que se encuentra en un apuro.
El detalle es que una pareja que ha salido a dar una vuelta ha pinchado y no llevan recambio, afortunadamente, ya está solucionado porque otro chico ha parado y les ha ofrecido un parche para arreglar el problema, hay que ver lo fácil que puede ser arruinarte una buena jornada por culpa de algo tan fácil como un pinchazo. Después de algún que otro problema para localizar el pinchazo y repararlo, compartimos ideas y experiencias para la próxima vez. Se ha hecho tarde, así que decido volverme a casa con ellos mientras nos contamos nuestras batallitas.
Hay que ver lo fácil que es hacer amigos sobre 2 ruedas. No es la primera vez, y espero que tampoco la última, que saliendo solo me he perdido y he acabado la ruta con alguien que me he encontrado por el camino. Esto demuestra que el deporte no sólo es saludable sino que ayuda a relacionarte con la gente y descubrir personas que comparten aficiones como la tuya.
El camino de vuelta lo hacemos a un ritmo tranquilo ya que no hay prisa, lo único es que el sol se está poniendo y se nota bastante el descenso de la temperatura y es que aunque no lo parezca estamos en Noviembre. Vamos hablando de todo un poco y aprovecho para contar lo poco que sé sobre este deporte porque ellos se están iniciando y tienen muchas dudas y preguntas, yo encantado. Se les ve con ganas e ilusión y eso es bueno. Los acompaño hasta donde nos separamos para continuar con su camino, intercambiadonos los teléfonos por si volvemos a repetir experiencia juntos. ¡Eso espero! Por cierto, encantado de conoceros Germán y Rosa.


¡ Hasta la próxima !